El día 31 de diciembre, se celebró en mi pueblo la 15º edición de la San Silvestre. Fué una edición muy especial para mi, pues en ella participó mi pequeñín.
Lo podéis ver en la foto como hacía sus calentamientos previos, como estaba orgulloso de su dorsal... Su padre y yo lo teníamos tan mentalizado de que podía hacer el recorrido, que cuando llegó el momento de la carrera se hizo los 500m. él solito, sin ayuda.
En cuanto sonó la bocina para comenzar la salida, se me perdía entre el barullo de la gente, él sólo quería correr y no se acordaba de mi. Los aplausos y ánimos del público le estimulaban más todavía y corría aún con más fuerza. En aquel momento, descubrí una nueva sensación: EL ORGULLO DE SER MADRE. No sé como describirlo: mezcla de emoción, risa nerviosa, alegría, incredulidad por lo que estaba sucediendo....
A medida que iban transcurriendo la carrera, nos fuimos quedando los últimos, y ello hizo que los Reyes Magos se fijaran en Pablo y le acompañaran hasta meta.
Como recompensa, por su triunfo personal, le dieron una camiseta, una bolsa de chuches y un beso de Melchor, QUE MÁS SE PUEDE PEDIR.
Lo podéis ver en la foto como hacía sus calentamientos previos, como estaba orgulloso de su dorsal... Su padre y yo lo teníamos tan mentalizado de que podía hacer el recorrido, que cuando llegó el momento de la carrera se hizo los 500m. él solito, sin ayuda.
En cuanto sonó la bocina para comenzar la salida, se me perdía entre el barullo de la gente, él sólo quería correr y no se acordaba de mi. Los aplausos y ánimos del público le estimulaban más todavía y corría aún con más fuerza. En aquel momento, descubrí una nueva sensación: EL ORGULLO DE SER MADRE. No sé como describirlo: mezcla de emoción, risa nerviosa, alegría, incredulidad por lo que estaba sucediendo....
A medida que iban transcurriendo la carrera, nos fuimos quedando los últimos, y ello hizo que los Reyes Magos se fijaran en Pablo y le acompañaran hasta meta.
Como recompensa, por su triunfo personal, le dieron una camiseta, una bolsa de chuches y un beso de Melchor, QUE MÁS SE PUEDE PEDIR.
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