Hacía ya varias semanas que no disfrutaba de un fin de semana campestre, así que ya tocaba. Aprovechando que vinieron mi hermana, mi cuñado y mi sobrina, Pablo y yo nos fuimos a la finca el sábado y el domingo. Así Pablo disfrutó a lo grande de su prima, que desde Navidad no la veía.
El domingo por la mañana, mi padre, los perros, los niños y yo nos dimos un paseo por el camino de la finca y tuvimos que hacer las paradas obligatorias: ir a ver las vacas, subir a otras parcelas a ver otros perros y por último visitar el caballo que tanto les gusta a Pablo y Rocío. Como podéis ver el paseo se hizo cómodamente: Pablo en pijama y Rocío disfrazada de oruga jajajaja
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